Al señalar que el próximo 30 de agosto inicia un proceso que tomará tiempo y será necesario para aprender a estudiar sin contagiarnos, el Vocero Organizacional Rafael López González precisó que no se trata de regresar rápido, sino de regresar bien.
“Aunque muchos padres de familia y estudiantes quieren regresar a las aulas, eso no significa que estén listos para hacerlo”, subrayó.
El retorno a clases es voluntario. Los padres de familia tienen la oportunidad de elegir y hacer combinaciones gradualmente conforme avance la estrategia.
El 30 de agosto no es una meta, es solamente un punto de partida que marca el retorno gradual, pues un reto tan grande, como es el regreso a clases presenciales tras el periodo de suspensión más largo que hayamos vivido, necesita asimilarse por etapas.
Se necesita paciencia con uno mismo y con los demás. La ansiedad, la sensación de inseguridad o el enojo ante situaciones que escapen de las propias manos, deben ser objeto de mayor reflexión antes de tomar la decisión de retornar a clases presenciales.
Es importante tomar consciencia de que nos encontramos en un periodo de modulación social, donde lo que hacemos es medir, combinar y probar. Estamos en la búsqueda de darle margen al retorno a clases presenciales; quien no esté dispuesto a asumir sacrificios –como cancelar actividades innecesarias- no debe enviar a sus hijos a la escuela.
Los ejes de monitoreo, de actualización y de organización, son fundamentales para el éxito de la estrategia. Por ello es importante estar dispuestos a la realización de pruebas y atender las convocatorias a reuniones escolares, así como las recomendaciones por parte de las autoridades.
El Vocero insistió en que no es en los autobuses, ni en los centros de trabajo donde la gente se contagia mayormente. “Todos sabemos que el principal foco de contagio sigue siendo nuestra interacción social que hoy debe verse modulada para que los niños puedan ir a la escuela”, subrayó.
Bajo esa misma línea instó a que el próximo fin de semana la población cancele todas las salidas no esenciales, a fin de que en un lapso de dos semanas se vea reflejado el esfuerzo colectivo en los principales indicadores.