Este tipo de tratamiento considera al hombre de manera holística; es decir, en su totalidad y dentro de un aspecto ecológico.
La medicina tradicional constituye una alternativa de salud a bajo costo con varios beneficios que incluyen fácil acceso para toda la población, afirmó la Lic. Nancy Viridiana Ruiz Vargas, docente titular de la asignatura “Taller de Medicina Alternativa”, que se imparte en la Facultad de Enfermería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ).
“Este tipo de tratamientos considera al hombre de manera holística; es decir, en su totalidad y dentro de un aspecto ecológico. Su principal postulado es que la enfermedad procede de un desequilibrio del hombre en su todo sistema y no sólo del agente causal y la evolución patógena”, precisó.
La herbolaria –aseveró– ha existido desde tiempos remotos, e incluso, algunos medicamentos contienen los principios activos de las plantas porque de ahí derivan. “La medicina tradicional es parte de ese saber que le ha permitido a la humanidad sobrevivir, enfrentar lo que desde siempre ha amenazado la integridad física, emocional y espiritual del ser humano”, argumentó.
De acuerdo con la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la medicina tradicional es el conjunto de conocimientos, aptitudes y prácticas basados en teorías, creencias y experiencias indígenas de las diferentes culturas -sean o no explicables- usados para el mantenimiento de la salud, así como para la prevención, el diagnóstico, la mejora o el tratamiento de enfermedades físicas o mentales.
Empero, la académica refirió que no es mejor la medicina alópata o la herbolaria, pues ambas son tratamientos que curan a los pacientes. Sin embargo, agregó que entre las ventajas de la tradicional es el fácil acceso para todo tipo de personas, el bajo costo y que son inherentes a nuestra cultura.
La docente estableció que, entre las reglas básicas para identificar a un auténtico terapeuta tradicional de un charlatán, es que se debe consultar con la gente de la comunidad a la que pertenece, pues sólo las personas pueden validar sus conocimientos.
“No es muy aceptado en la sociedad este tipo de terapia; se ha visto todavía el shock que se genera entre terapeutas; por ello, es básica la educación para sensibilizar a la población sobre el tema”, finalizó.