Música, rezos, flores, cruces, veladoras, comida y muchos recuerdos entre los visitantes que acudieron al panteón municipal en La Cañada a “convivir” con sus difuntos.
También se aprovechan estos días para que las familias compartan unos momentos en torno a las tumbas, platican y recuerdan a sus familiares con sonrisas y aveces con lágrimas, pero siempre con la esperanza de que los escuchen y sepan que aún no los olvidan.